Para muchos de nosotros es de gran satisfacción celebrar el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, aprobado en resolución por la Asamblea General de Naciones Unidas; una increíble oportunidad para hacer un llamado al cambio. La coyuntura es especial: Agenda 2030, Objetivos de Desarrollo Sostenible, Acuerdo de París, entre muchos otros esfuerzos actuales asociados a una nueva forma de pensar y actuar en el mundo; a los cuales estamos llamados a tomar acción con urgencia.
Esta iniciativa nace a partir de la Conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible Río+20, en la cual se reconoce la importancia del turismo para promover los tres pilares del desarrollo sostenible, la creación de empleo y el comercio.
Con casi 25 años desde la Conferencia de Río, nuestra pregunta sería, ¿qué hemos cambiado desde entonces? Los cambios son interminables y lentos, parece que hacemos lo mismo una y otra vez. Una vez reconozcamos nuestro rol dentro de un entorno que involucra un territorio habitado por diversas especies y con características propias culturales y ambientales, podremos tomar acción e iniciar cambios, desde lo más pequeño y esencial.
El turismo es un sector que se encuentra en crecimiento. A medida que los turistas y visitantes aumentan; los riesgos, retos e impactos, tanto positivos como negativos, del turismo también crecen. Por lo tanto, es necesario tenerlos en cuenta y dirigir los esfuerzos hacia la construcción conjunta de un turismo que soporte e integre el tejido social, promueva buenas prácticas ambientales y genere beneficios económicos para todos de manera equitativa.
Pero y ¿qué es eso del turismo sostenible para el desarrollo? El turismo es una herramienta que permite involucrar diferentes actores en torno a una actividad que, en sí misma, requiere de una sensibilidad especial para atraer a las personas durante el uso de su tiempo de ocio. El turismo, bien lo dice la Organización Mundial del Turismo, es importante para mejorar el acercamiento y entendimiento entre personas en el mundo, para promover la conciencia cultural y la contribución a la construcción de la paz. Para que el turismo sea sostenible debe tener en cuenta los beneficios que genera en su entorno social, ambiental y territorial; propendiendo por generar beneficios económicos para todos, maximizando los impactos positivos y minimizando los impactos negativos. El turismo genera una posibilidad única de incluir en este proceso a diversos actores públicos, privados y comunitarios; creando sinergias y redes de colaboración para el intercambio de ideas frente a las apuestas de desarrollo local.
Dentro de los objetivos de desarrollo sostenible que se relacionan con el sector están: El número 8: Promover el crecimiento económico sostenible, sustentable e inclusivo; empleo decente y productivo para todos. El número 12: Consumo y producción sostenible y, el 14: Conservación y uso sostenible de los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible. Sin embargo, creemos que son más: COMUNITUR se adhiere y se compromete con la construcción de destinos sostenibles a través del consumo y la producción responsable; para ello estaremos involucrados en eventos de sensibilización en diferentes partes del país.
El Año 2017 promoverá el rol del turismo en las siguientes cinco áreas claves:
- Crecimiento económico inclusivo y sostenible;
- Inclusión social, empleo y reducción de la pobreza;
- Eficiencia de recursos, protección ambiental y cambio climático;
- Valores culturales, diversidad y patrimonio; y
- Entendimiento mutuo, paz y seguridad.
Es una oportunidad única para aumentar la conciencia sobre la contribución del turismo sostenible al desarrollo entre los sectores públicos y privados, los tomadores de decisiones y las comunidades. El turismo puede ser un catalizador para generar cambios y mejorar la calidad de vida general, para el alivio de las condiciones de déficit de servicios básicos y generación de ingresos, así como para la inclusión de diversos actores con oportunidades limitadas. A nivel institucional, se busca generar, implementar y evaluar las políticas públicas relacionadas al desarrollo sostenible y al turismo; a nivel empresarial generalizar buenas prácticas de sostenibilidad de forma transversal en el proceso de pre-operación, producción y posproducción; y a nivel personal adoptar nuevos patrones de consumo que tengan en cuenta nuestra responsabilidad frente a la decisión de compra. Por un lado, debemos tener en cuenta que el impacto de nuestras operaciones es amplio a nivel social, ambiental y económico; las diferentes decisiones tanto en la implantación, en la operación o comercialización tienen consecuencias en nuestros clientes internos y externos. Por otro lado, debemos tener en cuenta que nuestras decisiones de compra no son solo transacciones financieras, estamos apoyando de esta forma las iniciativas y prácticas que hay detrás del producto. ¿Por qué nos queda tan difícil tomar decisiones de compra responsable? si ya podemos conocer los procesos de producción y prácticas empresariales detrás de las marcas y productos.
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